4 – 6 octubre
Hemos pasado la noche cerca de Neuquén, la última cuidad que visitamos en nuestro anterior periplo a la búsqueda de museos de dinosaurios. En Argentina se han encontrado muchos fósiles de dinosaurios, esparcidos por varias provincias. La inversión estatal en excavaciones, investigación y museos es muy limitada, por lo que cada población donde se ha encontrado algo interesante intenta sacarle un poco de partido turístico. Así se crean pequeños museos municipales y hoy vamos a visitr dos de ellos, el Museo Paleontológico Ernesto Bachmann en la Villa del Chocón y el Museo Carmen Funes en Plaza Huincul (las dos poblaciones se encuentran a 90 km de distancia).

El primero presenta una reproducción del Giganotosaurus carolinii, un gigante carnívoro de unos 13 metros de largo, 4,6 de alto y unas 8 toneladas de peso, mayor que el Tiranosaurus Rex.


El segundo presenta una reproducción del Argentinosaurus huinculensis, un monstruo herbívoro de casi 40 metro de largo, 8 de alto y casi 70 toneladas de peso.

Satisfecha nuestra curiosidad museística, nos dirigimos hacia La Cordillera y pernoctamos en Zapala. A la mañana siguiente visitamos el PN Laguna Blanca, situado cerca de Zapala, a la búsqueda de aves. Sólo vimos cuatro. Sin embargo, la visita valió la pena por nuestra charla con el guardaparques, una persona muy amable y que nos explicó la situación actual del Parque. Por allá los años 40 del siglo pasado, nidificaban muchas aves en la Laguna Blanca. Por esas fechas, los territorios del sur dependían directamente del gobierno federal (eran nuevos territorios, ganados por la fuerza de las armas a las poblaciones indígenas) y todavía no eran autónomos (Argentina se divide en territorios autónomos llamados Provincias). Para proteger a las aves de la Laguna, el Gobierno crea un parque nacional comprando algunas haciendas, lo que le da al parque una forma rectangular (la tierra se repartía por lotes rectangulares, de ahí que las haciendas tengan esa forma). El terreno del parque no cubre completamente el lago, ni algunas lagunas y terrenos que forman parte de su ecosistema (lo que crea problemas con los ganaderos locales). Pero el principal problema que tiene el Parque en la actualidad son las percas. Cuando Neuquén alcanzó el status de Provincia, a las autoridades locales no se les ocurrió mejor idea que la de fomentar la pesca en la zona. La Laguna Blanca y las demás lagunas adyacentes son lagunas salinas ciegas, sin conexión con un sistema hidrográfico y por lo tanto, no contenían peces. Al introducir percas (especie invasora también en Catalunya, por cierto), el ecosistema de la laguna cambió totalmente. Y las aves dejaron de nidificar en ella. Ahora sólo están de paso durante un periodo corto de tiempo. Sin embargo, en las guías turísticas sigue anunciándose como un paraíso para las aves.

Seguimos por una carretera linda hacia la Villa de Pehuenia.
