18 – 20 de marzo
Ya estamos en Argentina de nuevo, muy cerca de los Andes, pero el paisaje vuelve a ser descarnado, árido. Vamos a pasar tres noches en Esquel. El primer día visitamos la ciudad, su estación de ferrocarril, un mercadillo bastante grande por encima de la estación y un lago cercano. Es una de las pocas ciudades de Argentina donde sigue habiendo una estación en servicio, aunque sólo sea con fines turísticos.




Desde aquí visitamos el Parque Nacional Los Alerces (creado en 1937 y declarado Sitio de Patrimonio Mundial Natural por la Unesco en 2017), que linda con Chile. Es un sitio fantástico y para meteros en materia, cito aquí a www.arbolesconhistoria.com por su descripción concisa y certera:
“El alerce patagónico, lahuán o cahuén (Fitzroya cupressoides) es una especie de la familia de las Cupressaceae, como los cipreses, las secuoyas, los enebros, las criptomerias y las tuyas, que crece exclusivamente en un pequeño enclave del centro de Chile que se prolonga hasta Argentina. Su hábitat está incluido en la ecorregión conocida como selva o bosque valdiviano, caracterizada por densos bosques siempreverdes en un entorno de temperaturas suaves y lluvias abundantes, superiores a los 2.000 mm. anuales, a veces con suelos empantanados. Los españoles lo llamaron «alerce» por sus supuestas similitudes con los alerces europeos, pero no pertenecen a la misma familia.”
De hecho, allí donde crece se registran entre 4000 y 5000 mm de lluvia anuales. En comparación, en Barcelona ciudad caen unos 600 mm de lluvia anuales, siempre por m2. En el 2022 sólo fueron 307 mm 🙁

Vale, este árbol sólo se puede ver aquí, pero ¿por qué queremos verlo? Es un árbol especial, de crecimiento extremadamente lento y de una gran longevidad. De hecho, hace un par de meses que se ha demostrado que este árbol es el más longevo del mundo. Su madera es tan compacta, que las construcciones hechas con esta madera pueden perdurar varios siglos (por ejemplo, las iglesias de la isla de Chiolé). Podríamos haberlo visitado en Chile, pero el mejor sitio es este Parque Nacional argentino. La razón es que este PN conserva su origen primigenio, intacto, sin casi haber tenido presencia humana. En Chile, la tala comercial de este árbol comenzó varios decenios antes que en Argentina. Si le añadimos la localización remota y de difícil acceso del lugar en Argentina y su temprana protección (1937), tenemos el coctel perfecto para la conservación de un paraje virgen.

Para llegar a la zona más remota del parque, hay que adentrarse 30 km en él, caminar durante 45 minutos y tomar un catamarán con plazas reservadas (60) que parte una vez al día (no todos los días), con visitas exclusivamente guiadas. La navegación por el lago Menéndez dura una hora en cada sentido. Salimos de Esquel a las 7 de la mañana (antes del amanecer) y conseguimos llegar al control sur del Parque antes de que los guardaparques abrieran las casetas de cobro 😊 (7000 pesos ahorrados). El catamarán nos esperaba a las 10.

Fue un día maravilloso. Las vistas de madrugada en la ruta hacia el Parque, la caminata hacia el catamarán, la navegación por el lago y el paseo guiado por el bosque. Simplemente sensacional. La visita vale la pena.
