Camino de Chile

14 de marzo

Pernoctamos en Los Antiguos, una pequeña ciudad al sur del lago Buenos Aires (el segundo mayor de Sudamérica), a un par de kilómetros de la frontera chilena y de la ciudad De Chile Chico. Esta ciudad es conocida en Argentina por sus cerezas. Tiene un microclima que permite que se desarrollen muy bien. Aquí tenemos la oportunidad de hablar con el dueño de una cervecería artesanal, descendiente de alemanes de Hamburgo (la cerveza está muy buena y su mermelada casera es excelente). Es el mismo discurso que ya hemos oído a varios pequeños empresarios y trabajadores por cuenta propia: se penaliza a los emprendedores, demasiadas trabas e impuestos, demasiados subsidios que desincentivan el trabajo, mucha corrupción, enseñanza gratuita pero de muy baja calidad. No se destila mucho optimismo entre este grupo de población.

En vez de cruzar por ese paso fronterizo, tomamos la RP 41 hacia el paso Roballo, a 104 km al sur de Los Antiguos. Nos han dicho que la ruta es espectacular, pero solo accesible en estos momentos a vehículos con tracción a las cuatro ruedas. Llevaba varios días lloviendo y nos advirtieron encarecidamente de dar media vuelta si volvía a llover.

Por la mañana todavía llovía un poco. Las formaciones rocosas están en Chile.

Una bella ruta y 100 km sólo para vehículos todo terreno es una tentación irresistible. Así que ahí vamos, ruta 41. Esta discurre de norte a sur, paralela a los Andes, siguiendo el curso del río Jeinemeni, que marca la frontera chileno-argentina. Una ruta estrecha, con muchas curvas y pendientes. Tardamos 4 horas en recorrerla y, efectivamente, el paisaje es precioso.

Al principio lloviznaba un poco, pero al poco tiempo aclaró y un sol magnífico iluminó el paisaje. En algunos tramos con mucho barro tuvimos algún problemilla. Definitivamente, los neumáticos de asfalto no sirven para el barro, es como ir por hielo. Creo que a Marita le han salido algunas canas por esta ruta 😊

Fascinantes contrastes y colores en las montañas

Dejamos la RN 41 y nos vamos al paso fronterizo por una pista estrecha de un solo carril. Un paso fronterizo auténtico, con cuatro guardias (solo vemos a dos), sin ventanillas y una mesa en la mini entrada para efectuar los trámites. Aquí solo cabe un viajero, si vienen varios simultáneamente, tienen que esperar afuera (como ha sido nuestro caso). De todas formas, los trámites van rápidos. Alguna pregunta en relación a nuestro vehículo extranjero (no ven muchos de estos por aquí) pero muy amables.

Este es uno de los puntos más altos de la carretera, creo que unos 1500 metros snm

11 km mas allá, el paso fronterizo chileno. Nos recibe un funcionario, al principio un poco seco. Me pide que le rellene yo el formulario para el permiso temporal del vehículo (en teoría este formulario está reservado para el personal de aduanas) y después nos deja pasar sin ni siquiera pedirnos la declaración jurada de que no introducimos alimentos u objetos prohibidos en Chile. Que no hace falta, nos dice. Bueno, vaya diferencia con otros pasos fronterizos, donde parecen estar obsesionados con el tema, te registran todo el coche (a veces con perro incluido) o te hacen pasar todo el equipaje por un escáner. Tal vez tendrían que trabajar un poco en la homogenización del proceso. Mejor para nosotros. Le hemos comentado que llevamos una botella de vino sin abrir y un poco de mantequilla (¡totalmente prohibida!). No hay problema. Que majo. Acabados los trámites, levanta la barrera y me deja entrar en Chile.

El río Jeinemeni, frontera entre Chile y Argentina

Mientras Marita se va al baño, me quedo charlando con él. Y así aprendo un poco sobre sus condiciones de trabajo. Tienen turnos de 40 días en el puesto, sin familia, y libran 10. Pero me cuenta que los turnos se suelen alargar porque los jóvenes se inventan excusas para no volver (enfermedades, etc.) y ellos no pueden abandonar el puesto hasta que llegue el relevo. Y que están cortos de personal. No me extraña, hay que ser un adepto de la meditación contemplativa para pasar tanto tiempo en un lugar remoto sin ver a la familia. Eso sí, se pueden jubilar después de 20 años de servicio. Pero, me cuenta que la pensión es muy baja y que, si no tienes un trabajo, una granja, u otra fuente de ingresos, no te puedes jubilar. En fin, somos unos privilegiados.

Por la zona también hay cóndores

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