Pingüino Rey

2 – 6 de febrero

Pasamos dos noches en Punta Arenas. La ciudad tiene su encanto, rompiendo con la tradición de que las ciudades de la Patagonia son feas. El que quiera leer algo sobre la ciudad, que se mire el blog de Marita y utilice el google translator.

Cada cual celebra el 5° centenario que le conviene

El 4 partimos. Queríamos tomar el ferry a Porvenir (Tierra de Fuego está separado del continente americano por el estrecho de Magallanes y, está compuesto por una isla principal y cientos de islas más pequeñas) pero sólo hay uno o dos al día (o ninguno, dependiendo del día) y van llenos. Así que bordeamos el estrecho de Magallanes por el norte hasta el cruce por la Primera Angostura. Aquí, dos ferris unen la Patagonia (chilena) con la isla principal de Tierra de Fuego (en la parte chilena) cada 20 minutos, sin reserva.

El Estrecho de Magallanes en el primer estrechamiento del lado Atlántico (Primera Angostura)

Después de 300 km, un ferry y 40 km de pista, llegamos a la Reserva del Pingüino Rey, al final de Bahía Inútil (la bautizaron así los españoles al no encontrar en ella ningún lugar donde poder guarecer sus naves). Aquí sólo se entra con cita previa, a una hora determinada. Como no sabía a que hora llegaríamos, no me molesté en hacer la reserva. Pensé que no tendríamos problemas para entrar. Menos mal que estaba lloviendo a mares, lo que hizo que a la hora a la que llegamos (a eso del mediodía) fallaran la mitad de las reservas. Su política es muy estricta, sólo 15 personas por hora pueden hace la visita. Con buen tiempo nos hubiéramos quedado fuera. Disfrutamos de lo lindo observando a estos bellos pingüinos.

Después de la visita y unos cuantos km más, nos toca pasar al lado argentino de Tierra del Fuego. Tened en cuenta que la Tierra del Fuego argentina no tiene ninguna conexión por ferry con el continente. Hay que pasar por Chile. Tardamos hora y media en cruzar la frontera por el paso fronterizo de San Sebastián, donde nos tocó la funcionaria de aduanas más inepta de toda La Argentina. Al final conseguimos llegar a Tolhuin, un pueblo a orillas del lago Fagnano (tan grande como el lago Constanza), donde pasamos dos noches comiendo bien en el hostal Kaiken y dando paseos por el lago.

Punta este del lago Fagnano en un día ventoso. Al fondo a la derecha se ve el hostal donde nos hospedamos

Schreibe einen Kommentar

Beginne damit, deinen Suchbegriff oben einzugeben und drücke Enter für die Suche. Drücke ESC, um abzubrechen.

Zurück nach oben