4 de enero, 22:30, mi hermana nos lleva al aeropuerto.
La verdad es que estamos un poco nerviosos, este va a ser un viaje muy largo. Despegamos puntualmente y comienza la sesión de cine. Hay personas que pueden dormirse hasta en el palo de un gallinero. Para ellos, un viaje intercontinental de más de 12 horas no es ningún problema. Otros, como Marita y yo, necesitamos nuestra camita para poder dormir. Total, que cuatro pelis después aterrizamos en el aeropuerto EZE de Buenos Aires. Son las 10:30 hora local, las 14:30 hora europea.
Dicen que hay que viajar ligero pero parece que nosotros no hayamos oído nunca este consejo. Vamos arrastrando más de 80 kg de equipaje por el aeropuerto. Después de pasar por el control fronterizo sin mayores percances que pasar a estar fichados por las autoridades argentinas (fotito y pulgar derecho) nos dirigimos a nuestro primer destino: el quiosco de „Personal“ para conseguir una SIM local. Una hora después, tenemos un teléfono con 14 GB de datos 1 hora llamadas internacionales y 1 hora y media de llamadas locales. Precio: 6,08 €. Esta es una de las pocas oportunidades que vamos a tener de disfrutar de precios bajos. Marita ha leído que a principios del siglo XX Buenos Aires era una de las ciudades más caras del mundo y que, esta característica no ha cambiado en los últimos cien años. ¡Qué le vamos a hacer!
A las 19 horas, después de una pizza, nos vamos a dormir.