18 – 22 de octubre
Dejamos Godoy Cruz (Mendoza) y enfilamos otra vez hacia Uspallata, esta vez sin problemas. Seguimos hacia el norte por la 149, que va más o menos paralela a la RN 40 pero por parajes menos poblados, hasta Barreal (ya en la provincia de San Juan), donde hacemos noche. Al sur de Barreal hay dos puntos interesantes. El primero es la Reserva Privada Barreal Blanco (también llamada la Pampa del Leoncito). Es una enorme extensión de terreno plano y arcilloso, que cuando llueve se convierte en un barrizal (barreal en argentino, de ahí el nombre). Normalmente está seco y duro como una piedra. Por las tardes suele hacer un fuerte viento en la zona, lo que permite la práctica del carrovelismo, vehículos de tres ruedas impulsadas por la fuerza del viento. Es muy vistoso y debe de ser muy divertido. Hay que reservar para poder practicarlo, con lo que no pude probarlo. Pero ahí os dejo un par de fotos. Allí mismo nos comimos las empanadas que llevábamos.

El segundo es la posibilidad de visitar el Complejo Astronómico El Leoncito (CASLEO). Hace mes y medio intentamos reservar una visita nocturna para la observación de estrellas, pero ya no había plazas. Según nos contaron, hay que saber cuándo las publican porque a los pocos minutos ya están todas las plazas reservadas. Así que nos contentamos con una visita diurna al observatorio. El cielo en la zona es muy diáfano y óptimo para la observación del firmamento. Está en un alto y conseguimos llegar, pero con la temperatura en rojo. Al principio pensamos que estaríamos solos en la visita. Pues no, al poco llegó un grupo de 54 niños (alrededor de los 10 años) con sus profesores. ¡Qué guirigay! Pero fue divertido. El principal instrumento del observatorio es un telescopio reflector del tipo Ritchey-Chrétien, con un diámetro del espejo principal de 2,15 metros. Nada mal.

Al día siguiente seguimos por la 149 hacia Rodeo, población al lado de un embalse (Cuesta del viento) conocida por los practicantes del windsurf y kitesurf por sus constantes y fuertes vientos. Os aseguro que por la tarde hacía mucho viento, pero sólo vimos dos personas haciendo kitesurf.

Estos dos días nos hemos alimentado a base de empanadas. Definitivamente las de carne son las mejores.

Seguimos por la 150 hacia el este, por la Garganta del río Jáchal (carretera maja y buenos paisajes) hasta llegar al Parque Provincial de Ischigualasto. Este parque, junto con el PN Talampaya (de hecho, podrían ser el mismo parque, pero como pertenecen a provincias distintas, están separados administrativamente) están declarados Patrimonio de la Humanidad.

Es el único lugar del mundo donde puede verse totalmente al descubierto y perfectamente diferenciado todo el período triásico en forma completa y ordenada (desde 250 millones de años hasta los 200 millones de años). Esto incluye a los fósiles de la época, los primeros arcosaurios (los dinosaurios, pterosaurios e ictiosaurios son miembros de esta familia) de los cuales los dos parques están llenos. Son impresionantes. Os lo tenéis que imaginar, una placa continental (la que eleva los Andes) presiona a otra, hace girar en 90 grados los sedimentos correspondientes al periodo de entre 250 y 200 millones de años y los pone horizontal.


No hay tiempo para hacer todas las excursiones que ofrecen estos parques, pero las que hemos hecho nos han gustado mucho. Nota al margen, las oficinas de turismo sólo ofrecen información sobre el parque de su provincia, lo que nos dificultó la organización de las visitas. Para visitar Ischigualasto, se puede hacer noche en Villa San Agustín, provincia de San Juan y para visitar Talampaya lo mejor es pernoctar en Villa Unión, provincia de La Rioja. Distancia entre ellas, 176 km.

Nos alojamos en Villa San Agustín, es fin de semana y el domingo hay elecciones. Durante estas últimas semanas ha tenido lugar un encendido enfrentamiento entre tres candidatos a la presidencia de la república, Sergio Massa, actual ministro de economía de un gobierno kirchnerista con muy pobres resultados y muchos escándalos; Javier Milei, la sorpresa de un candidato ultraliberal, ultraconservador, iluminado-mesiánico que quiere dolarizar el país y Patricia Bullrich, ministra durante el gobierno de Macri que tampoco hizo nada por mejorar Argentina. Hemos tenido interesantes conversaciones con argentinos y argentinas sobre este tema y el sentir general es de frustración con una case política que solo busca enriquecerse. Las encuestas daban a Milei como posible vencedor de la primera vuelta, lo que causó una acusada subida del dólar blue, pasando a valer más de mil pesos por dólar.


En Argentina existe la obligación de votar (con algunas excepciones), lo que ocasionó que muchos argentinos no viajaran ese fin de semana. Para nosotros tenía la ventaja de poder encontrar alojamientos sin problemas y la desventaja de que muchos restaurantes cerraran durante el fin de semana por falta de clientes. Así que vamos a un restaurante/parrilla cercano que está abierto y preguntamos si podemos cenar. Son las 20:00 horas, un poco pronto para los argentinos, pero nos dejan pasar. La oferta es limitada porque al no haber turistas por las elecciones, no han comprado para la parrilla. Pero nos ofrecen un guiso con carne de cabra muy bueno. Y resulta que eran las dos últimas raciones. Suerte que tuvimos. Comida sencilla, sabrosa y barata.

Al día siguiente, domingo, todo cerrado por las elecciones, llegamos a las 14:30 al mismo restaurante para comer y lo encontramos “cerrado”, con una silla atrancando la puerta. Los dueños y el personal estaban ya almorzando. Pero fueron muy amables, nos dijeron que entráramos que algo quedaba para comer. Es la primera vez que he comido lasaña de jamón cocido (jamón en dulce). No estaba nada mal. Nos sorprendió que el dueño y otro comensal se tomaran una sopa en lugar del postre. Nos dijeron que era lo mejor de la cocina y que probáramos un plato. Marita no podía más, pero yo acepté la oferta. ¡Una rica sopa de verduras! Es difícil encontrar sopas en los restaurantes argentinos y mucho menos de verdura. Un verdadero restaurante “casolà”. Y además no nos la cobraron.

En la entrada de la Villa hay una pequeña represa que forma un lago, dando un contraste a la parte verde cerca del agua y los cactus que crecen por la zona. Nos hicimos una caminata alrededor del lago, encontrando bastantes aves por allí.

También visitamos el Museo de las piedras (8 km al norte de Villa San Agustín), un museo privado de apenas tres salas con minerales, fauna y flora, llevado por un físico experto en mineralogía. Disfrutamos de la visita y de sus explicaciones. Nos podríamos haber quedado horas en ese museo tan pequeñito.
