16 – 17 octubre
Como el martes 17 tengo que llevar el Mercedes al taller a eso de las 9 de la mañana, decidimos bajar ya el lunes hacia Mendoza. Antes de dejar el apartamento donde nos hemos alojado las últimas cuatro noches, reviso el nivel de aceite del motor y lo relleno un poco. Al ir a cerrar el orificio del aceite, se me resbala la tapa y cae entre el motor y el ventilador, quedando sobre el protector de plástico del carter. Con la linterna se ve más o menos donde está la tapa, pero es imposible llegar a ella por arriba y no tengo herramientas para desmontar el protector de plástico de los bajos. La encargada del apartamento nos comenta que hay un par de Gomerías cerca (tiendas donde cambian neumáticos y hacen alguna chapuza) que tal vez nos puedan ayudar a pesar de ser festivo. Así que tapamos la apertura del aceite con un culo de lata de cerveza recortado y nos vamos lentamente hacia la Gomería, mientras la encargada del apartamento nos sigue con la bicicleta por si la tapa se cae por el camino. En la primera Gomería nos dicen que no tienen el elevador de vehículos y que probemos en otra, a cincuenta metros de distancia.

En la siguiente Gomería, el dueño nos dice que está cerrado por festivo y que además tiene una urgencia con un camión brasileño que lleva una semana tirado en la carretera. Pero me comenta que pregunte en la tienda de repuestos al lado para ver si tienen una compatible. Por supuesto, el culo de lata de cerveza ya no está (no lo vemos por ningún sitio) y el aceite ha salpicado gran parte del protector del motor. ¡Y sólo hemos recorrido 500 metros! Así no llegaremos a ningún sitio. Empiezo a ponerme muy nervioso. Le pregunto al de la tienda de repuestos si tiene una tapa para el aceite y me dice que no. Estoy desesperado. El dueño de la Gomería vuelve a salir (está trayendo herramientas a su furgoneta) y me pregunta si tenían la tapa. Le contesto que no, se apiada de nosotros y se va a hablar con el de los repuestos. Vuelve enseguida con una tapa, que encaja bien y parece estanca. Dios le bendiga. Le pago 10 euretes al de los repuestos y me tranquilizo. La tapa parece cerrar bien, pero habrá que controlarla durante la marcha. Miramos una última vez dónde se encuentra la tapa original, me vuelvo a tumbar en el suelo y como tengo la dirección totalmente girada, veo que al protector del motor le falta una fijación en un extremo. Como es plástico, lo fuerzo un poco y consigo meter el brazo. Cinco minutos después conseguimos rescatar la tapa.

Bueno, parece que las cosas vuelven a ir bien. Pero no tanto. No consigo sacar la tapa que acabo de comprar. Se ha quedado enganchada y sin herramientas no hay quien la saque. Bueno, la aprieto otra vez, nos encomendamos a todos los santos y, dos horas más tarde de lo previsto, nos vamos a Mendoza.
Circulamos despacio pensando en la tapa de aceite, prácticamente no hay tráfico y de repente nos encontramos con una retención. Nada se mueve. Después de despotricar sobre la gendarmería (policía de fronteras) que parece que es la que nos bloquea, nos enteramos que hace 12 horas un camión se estrelló en una curva y que todavía están despejando la vía. Algunos conductores deciden dar media vuelta e ir por la ruta 52. Para nosotros no es una opción. Así que nos toca esperar. Al cabo de un rato nos dicen que han conseguido desencallar el camión y que la ruta se abrirá pronto.

A las 15:30 pasamos por el lugar del accidente. Vemos a varios operarios recogiendo lo que parecen sacos de arroz. La retención en dirección contraria se extiende por unos 20 km. Una locura. Nos desviamos por la 82 para pasar por el embalse de Potrerillos, que proporciona agua a la región de Mendoza. Es lunes festivo y parece que la mitad de los mendozinos estén por aquí. Un embalse muy bonito, donde se puede navegar sin motor y hacer picknick.
Nos alojamos en una antigua casa veraniega en Godoy Cruz (al sur de Mendoza) que el heredero ha transformado en una hostería. Es una casa bonita con muchas fotos antiguas.

Al día siguiente llevo el Mercedes al taller. Esperemos que sólo sea un problema de algún contacto. Nos pasamos el día paseando por la antigua vía feroviaria, ahora transformada en paseo. Todavía se conservan los controles para el cambio de agujas y la caseta de control. Hay que saber que el presidente Menem, en los 90, decidió privatizar la red ferroviaria argentina por ser deficitaria. De 34 mil km en 1990 se han pasado a 18 mil km en la actualidad. Por eso se ven muchas vías abandonadas, sobre todo en zonas con baja población. Comemos (almorzamos) en un buen restaurante de un centro comercial cercano. Y sacamos dinero.

A las cinco de la tarde me llama Maximiliano (de ancestros alemanes) y me da la mala noticia: la electrónica del ventilador del radiador pasó a mejor vida. La pieza está en Buenos Aires y tardará 15 días en llegar a Mendoza. El precio: más de un millón de pesos (1100 €). Además, la bomba del circuito del radiador sólo funciona a medias y habría que cambiarla. Tiempo de entrega: 6 meses. Gabinete de crisis. Un ventilador funcionando con una bomba a medias nos parece suficiente para los siguientes dos meses (cruzamos los dedos). En 15 días estaremos más o menos en Salta, y allí hay un concesionario Mercedes. Decidimos seguir ruta hacia el norte, contactar con Mercedes en Salta y que ellos pidan el ventilador. Maximiliano me entrega el informe del diagnóstico para que lo pueda enviar al taller de Salta. Es miércoles por la mañana. Me toma todo el día que me den el teléfono de la responsable de servicios en Salta y todo el jueves para explicarle el caso, que lo acepte y pida la pieza. Pero para pedirla, requiere el pago adelantado de la mitad del costo. Y no funciona con nuestras tarjetas de crédito. Afortunadamente, Alejandro y Sonia nos ofrecen hacer ellos la transferencia a Mercedes. Les estamos muy agradecidos. A finales de noviembre haremos cuentas 😊. Total, que la pieza se pidió el viernes 20. A ver cuando nos la montan.
