Reanudamos el viaje

27 septiembre – 3 octubre

El vuelo es, como siempre, largo y aburrido, pero esta vez fue más tranquilo porque no había bebés cerca. Marita consiguió dormir tres o cuatro horas y yo, sin terminar de caer dormido, estuve relajado un par de horitas. Esta vez la llegada fue tranquila. Nuestras SIMs argentinas funcionaron sin problemas y los del aparcamiento donde habíamos dejado el coche nos recogieron en el aeropuerto. Sólo en el control de equipajes, a la salida del aeropuerto, nos hicieron abrir la maleta que contenía las cadenas de nieve. Es mucho metal para los ruedones del Mercedes (14 kg). Pero al ver las cadenas, el segurata quedó tranquilo y nos dejó pasar. El coche perfecto, recién lavado y con la batería cargada. Buena gente y muy de fiar los de Park My Car Ezeiza.

Esta vez nos alojamos en Palermo. El primer día comimos algo, sacamos dinero (WU) y nos fuimos a dormir. El segundo, llevé el coche al taller de la Mercedes para la inspección (8 de la mañana). Como era viernes, me dijeron que estaría listo el lunes. Bueno, así nos ahorramos el parking. El viernes y el sábado los dedicamos a pasear por Palermo, visitar el Jardín Botánico y la Librería El Ateneo.

No está nada mal el Jardín Botánico

Una anécdota en el Jardín Botánico. Marita se encontró sobre un banco una billetera con dinero, tarjetas de crédito y varios documentos personales de un brasileño. Estuvimos un rato buscando algún teléfono de contacto, mirando si veíamos a la policía o si encontrábamos al chaval. En esas que vemos a un chico que se parecía al del DNI. Y efectivamente, era el propietario de la cartera, solo que todavía no se había dado cuenta de que la había perdido. El susto que se ahorró.

Una vecina del Botánico
Librería El Ateneo vista desde la cafetería (antiguo escenario)

El domingo nos fuimos a casa de Sonia y Alex, que nos habían invitado a un asado. El asado estupendo, los vinos geniales y la compañía excelente, tanto es así que volvimos al apartamento hacia las 22:30 de la noche. Su casa nos gustó mucho. Es nueva (se mudaron en el 2020), moderna, amplia y todo en planta baja. Tienen además un quincho (el espacio de la barbacoa) espectacular, como podéis observar en la foto y, una mini habitación bodega climatizada donde caben más de 400 botellas. Impresionante.

¡Esto es una barbacoa para el asado argentino!

El lunes compramos camisetas oficiales de la selección argentina para nuestros nietos. Desafortunadamente, no conseguimos el uniforme completo. Debido a la inflación, no llegan telas a Argentina y los pantalones no estaban disponibles. Por la tarde recogí el coche. Afortunadamente nadie alquiló el apartamento donde estábamos ese lunes, con lo que nos pudimos quedar en el con todo nuestro equipaje (cuatro maletas, dos mochilas y varios bultos). Normalmente se debe abandonar el apartamento o habitación de hotel a las 10 de la mañana. Total, que a las 16:30 estábamos de camino hacia 9 de Julio, una pequeña ciudad a 300 km de Buenos Aires.

Palermo está cerca del mar, con lo que hay que atravesar Buenos Aires para tomar la autopista, lo que puede costar una hora aproximadamente. Poco antes de la autopista, noto que la temperatura está casi en rojo. ¡Ostras! Esto no lo había visto nunca. El Mercedes tiene un sistema de refrigeración sobredimensionado para cuando transporta remolques pesados. Algo tienen que haber tocado en el taller que evita que el ventilador del radiador se conecte. Nos paramos durante un rato, dejando que el motor se enfríe un poco. Me miro los fusibles, los cables, pero no encuentro el fallo. Así que usamos la refrigeración de emergencia: la calefacción. Bajamos las ventanillas, calefacción a tope y como estamos a 18 grados, conseguimos que el motor no se sobrecaliente hasta llegar a la autopista. Después, si no hay caravanas, no hay problema. Ya veremos qué pasará cuando vayamos al desierto de Atacama.

A las 20 horas ya estábamos en 9 de Julio. Hemos quedado para cenar con Ruben y Eli (su mujer) en el hotel donde nos alojamos. Nuestra intención es invitarles a cenar, porque Ruben nos ha ayudado mucho con el seguro del coche. La cena es muy agradable. Resulta que un abuelo de Eli está emparentado con el conde de Bau (Tortosa) y ella quiere pasarse por allí para conocer la ciudad. Les hemos invitado a Vilanova para cuando se decidan a venir a Catalunya. Cuando pedí la cuenta, la camarera me dijo que ya estaba todo arreglado. Ruben se había adelantado. Nos dijeron que nosotros éramos los visitantes y que estábamos invitados. Hay que ser más rápido la próxima vez.

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