Seguimos por la Ruta 40 hacia Bariloche

20 – 22 de marzo

Salimos a las 14 horas de Esquel. Hemos tenido que esperar para poder cobrar la transferencia de Western Union (WU). Es lo que hay.

Hago un inciso y os cuento nuestras cuitas con el dinero local. Cuando vemos que se nos acaba el dinero, iniciamos una transferencia en WU. En teoría debiera de estar lista a las pocas horas, pero últimamente tarda tres o más días. En esta ocasión, la autorización a llegado el viernes por la tarde (17-03). Para cuando llegamos a Esquel, las tiendas que colaboran con WU ya estaban cerradas. Y los sábados, por motivos oscuros de conexión con los servidores de WU, no aceptan transferencias de WU. El propietario de uno de los establecimientos que coopera con WU nos informa de que el lunes, a partir de las 8 de la mañana, podemos recoger un número de cola para las 13 horas, momento en el que abren la tienda para las operaciones WU. Nos dice que no puede garantizar tener el monto de nuestra transferencia el lunes, pero que la probabilidad es más alta si somos los primeros de la cola. Pues que bien.

Visitamos el famoso Muñeco de Nieve de Esquel mientras esperamos a que abran la sucursal de WU

El problema es que ya no tenemos pesos. El sábado, preguntamos en la cafetería donde hemos desayunado si saben dónde podemos cambiar dólares. Nos indican un par de tiendas donde quizás cambien. E iniciamos una peregrinación de tienda en tienda hasta que finalmente, en una farmacia, nos confirman que pueden cambiarnos dólares. El cambio es aceptable (380 pesos por dólar) pero de momento sólo pueden cambiarnos 100 dólares, los otros 200 nos los podrían cambiar al final de la tarde (cuando hayan hecho suficiente caja). Perfecto, problema solucionado.

El lunes día 20, me presento a las 7:50 en la tienda de WU y me dan el 2º número de la lista de espera. ¿No había dicho a partir de las 8? Bueno, esperemos que el primero no saquee la caja y quede dinero para nosotros. A las 12:50 volvemos a la tienda y Marita se pone en cola. Le comunican que hasta las 13:15 no empezarán con la atención al público. La cola se alarga, casi todos extranjeros jóvenes. A las 13:30 Marita ha conseguido el dinero. Hemos tenido suerte. Nos vamos tranquilos.

Nos vamos a buscar la ruta 40, hacia el norte, con la intención de pernoctar en El Bolsón, provincia de Río Negro y a solo 120 km de Bariloche. El Bolsón es una pequeña ciudad (>20 mil habitantes) de economía fundamentalmente turística y bastante hippy. Es un destino muy popular entre los argentinos por su buen clima (mediterráneo frío), más benigno de lo que cabría esperar por su posición geográfica, por sus variadas actividades al aire libre y su producción de, entre otros productos, quesos, cervezas artesanas, trucha ahumada, chocolates y mermeladas de sauco.

Nuestros vecinos de dos casas más allá

La ciudad es coqueta, con bastantes restaurantes, biergarten y cafés. También se ve la influencia de los artesanos locales. Entre que llevábamos retraso con nuestro plan y que la parte del Cerro Piltriquitrón estaba cerrada por incendio reciente, no hicimos ninguna ruta de senderismo por la zona y nos dedicamos a visitar el mercadillo de artesanía local, callejear por el lugar y disfrutar de los establecimientos de gastronomía.

El Bolsón tiene bastante representación artística repartida por la ciudad
Hay muchas esculturas en madera

El miércoles 22 salimos hacia Bariloche, desviándonos primero por la RP 82 hacia la base del Cerro Tronador, en el PN Nahuel Huapi (Tronador, nombre que proviene del ruido producido por las avalanchas de hielo y nieve). 46 km de ripio, la carretera es unidireccional en varios tramos. Para volver tuvimos que esperar media hora a que abrieran la barrera. Pero el paisaje es precioso, aunque se nota que estamos cerca de la meca del turismo argentino por el número de visitantes. El Tronador es un volcán extinto, de 3491 metros de altitud, que conserva gran parte de su gigantesco cráter. Se han contado hasta ocho glaciares en el Tronador. Nosotros sólo visitamos el Ventisquero Negro, que es bastante curioso porque no se ve el hielo blanco, sino una capa grisácea oscura debido a los sedimentos que arrastra el glaciar. Los bloques de hielo que se desprenden son muy bonitos.

Aunque no lo parezca, estáis viendo la lengua de un glaciar. Los sedimentos cubren por completo el hielo.
Trozos de hielo desprendidos del glaciar. Fascinantes

Un consejo para los que se acerquen por allí. La Cascada Garganta del Diablo, situada en el cráter del Tronador, hay que visitarla por la mañana temprano o por la tarde hacia el anochecer. Durante la mayor parte del día, el sol da de cara a los caminantes que han llegado hasta ahí, con lo que el bello paisaje pierde mucho de su impacto visual.

La Cascada Garganta del Diablo. Sólo se ve un trocito de la la pared del crater. Una pena de luz.

Esa noche la pasamos en un típico hotel de montaña, a orillas del Lago Gutiérrez y a apenas 22 km de Bariloche, con una enorme zona ajardinada, piscina (fría, fría que no pudimos usar) y con unas vistas magníficas al lago y a las pistas de esquí (parece ser la zona más grande de esquí de Sudamérica). Probablemente nunca hemos dormido más seguros; todo el recinto está vallado y protegido con detectores de movimiento y cámaras de video. Esa noche sólo estábamos tres huéspedes en el hotel, y el poco personal presente hacía multitasking. Le pregunté al recepcionista/segurata/encargado si la zona era peligrosa (por el complejo sistema de seguridad) y me dijo que no, en absoluto, pero que así el hotel es mucho más seguro. De lo que si estoy seguro es de que seguro que no entran perros vagabundos 😊

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